jueves, 25 de febrero de 2010

Alguien que conocí

En el octavo piso de esta planta baja vive un caballero valiente que no come aceitunas y bebe mucho gin.
Es enemigo de los fieles amigos de los amigos de sus enemigos. Toca muy bien la trompeta y tiembla de emoción con el boxeo y con la Garbo.
Hace tiempo él amó mucho y no lo amaron. Luchó mucho, y perdió. Su historia es una historia muy triste, y cuando él la cuenta rodeado de los amigos de sus amigos y de los enemigos de sus enemigos, la cuenta entre risas, suspiros y ningún arrepentimiento. Es que él es un caballero muy valiente.
Cuando está aburrido se divierte haciendo llover, y no para hasta que la vecina le dice que se le está inundando el toillet (su vecina es gallega, pero nació en París, y se niega a pronunciar una palabra tan poco chic como baño). Hace poco, luego de mucho tiempo, consiguió lanzar un relámpago contra el barrilete de un científico (luego los historiadores dieron vuelta la historia, as usual, y el científico se hizo famoso).
Llora de emoción cuando ve películas de Buñuel, y se pone de pie cuando escucha La Marsellesa –por respeto, aclara-.
Es amigo de mi abuelo, aunque no se hablan nunca, y almuerza en casa cada tanto.
Nunca lleva dinero encima, lo sigue siempre su perro y camina con un bastón.
Algunos dicen que es millonario.

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