Un hombre espera para cruzar la calle. Traje azul, camisa blanca, zapatos caros. Una chica en el colectivo mira a ese hombre que espera para cruzar la calle. Lo mira indiferente, como se miran las fotos de viajes ajenos. El chofer mira por el espejo los pechos de la adolescente. Unos pechos enormes, firmes, suaves, puros como la arena sin pisar de una playa perdida. Los mira con admiración -no con deseo- los observa aprovechando que la chica está mirando por la ventana. El semáforo cambia de color. El rojo prohíbe pero no evita. Los senos hermosos. Rojo. Firmes y suaves. Rojo. El hombre que ya no espera y cruza. La chica se da cuenta que el colectivo no va a frenar, mira con horror al hombre que mira con horror como la muerte va a atropellarlo. La chica mira al chofer. El chofer mira a la chica, pero no ve el horror, sino unos ojos negros que acompañan a esos pechos capaces de matar a alguien.
Scaloni y sus muchachos
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SCALONI Y SUS MUCHACHOS Se ha convertido en un lugar común del periodismo
deportivo decir y repetir con insistencia todo lo que le debe la selección
y el f...
Hace 4 meses
1 comentario:
Lindo cierre.
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