miércoles, 24 de febrero de 2010

Sinsentido

Alerta al sobrevuelo de los saltamontes -he sabido de gente que pereció aplastada por uno de estos monstruos ingrávidos, que caen irresponsablemente sobre el lugar que les place- doble la esquina y después la enderece. Caminé esquivando las lecciones de  Kung Fu y me perdí cuando salí del templo tibetano. Paré un taxi y le pedí la hora. Es tarde, me dijo el chofer, que se bajó del auto y empezó a correr. Yo tomé el volante y sali a asaltar pasajeros. Recorrí una cuadra y la policia me detuvo, me preguntaron la hora, les dije que era tarde y me fui corriendo. Un policía tomó el volante y salió a robar pasajeros. Ese día  el hombre llegó a la Luna. La puta...! pensé yo. La puta, dijo Armstrong, pero la traductora dijo otra cosa. Ese día nació mio séptimo hijo varón, le regalé un babero antibalas de plata, un cepillo de dientes y una caperucita roja. Paré un taxi, le pregunté la hora. Era un policia, anda a cagar, me dijo.

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