Alerta! alerta! gritó desesperado el vigia, mientras el pulpo trepaba por la borda. Los pulpo son muy inteligentes, casi más inteligentes que malignos (lo que ya es una exageración). Mientras que con un brazo terminaba con el grito del vigia, con otro encendía la motosierra. Era de madrugada y el resto de la tripulación dormía en sus camarotes.
Bajó las escaleras dejando un hilo de baba en los escalones, uno de sus tentáculos se negaba a soltar la cabeza del vigia, decidido a llevarsela como souvenir - se sabe que el pulpo es en realidad un ser esquizofrénico, que alberga en su gomoso cuerpo las personalidades de sus tentáculos-. Mientras degollaba a los durmientes marineros, revisaba sus bolsillos y les hacia cosquillas en los pies, para que la muerte lo encontrara con una sonrisa. Terminado el capitán, que fue descuartizado en 52 pedazos, y apenas cansado por el esfuerzo realizado, fue en busca de su verdadero objetivo, de su enemigo.
El cocinero dormía soñando con sus tierras gallegas, ricas en jamones, vinos y paellas. jamás se imaginó una muerte así. Cuando despertó se encontraba en el comedor del barco, atado sobre la mesa, condimentado y rodeado de verduras y un poco de arroz.
A la mesa, 12 pulpos con cuchillos y tenedores, acomodaban sus servilletas. La cena estaba lista
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